El decir de mis decires.

Si en realidad soy una raza perdida,

 mi padre sabía escuchar el canto de las estrellas

un canto antiguo que solo el conocía.

A veces pienso que somos un suave e indefenso viento.

Voy caminando por las angostas calles

y las estatuas  me cuentan sus perplejidades de cemento.

La plaza clara, se ilumina al sonar la medianoche,

aletean las hojas secretos pesados.

De haber durado la infancia tendríamos las historias dulces

 frescas como las frutas.

limpia como sus ojos.

Casi siempre me estoy despidiendo.

y vuelvo a mi pequeño mundo

a mi tiempo inicial, a mi primer Decir,

a la lenta sucesión de los espacios,

a la maduración del primer trigo.

Vuelvo a compartir mis sentimientos.

Y la vertiginosa sucesión,

me deja sobre el gris asfalto de mis pisadas.

Con espaldas ardientes de cariño,

me custodian mis angeles guardianes..

Esos angeles que imagino blancos con sus alas

de suaves terciopelo y les llamo

mis guardianes..

LILI.